- ¿Crees?
- … ¿Qué?
- Que si crees.
- Que si crees.
- ¿En qué...? No sé... NO.
- Quizás sea hora de empezar a hacerlo...
La Voz flota a su alrededor. Le envuelve, llenándolo de calidez en el vacío infinito que se extiende en todas direcciones. ¿Cuánto tiempo lleva abandonado a la deriva, en la densa y fría negrura? No lo sabe. Tampoco le importa demasiado, mientras la Voz le acompañe. Así al menos no estará solo...
De repente, una luz, un destello apenas entrevisto...
- Ve.
- ¿Cómo?
- Sólo hazlo...
Y lo hace. Poco a poco.
Sorprendentemente, el esfuerzo resulta agotador, extenuante.
Pero lo hace.
La luz crece. Gana consistencia, tamaño e intensidad. Se acerca a ella. ¿O quizás la está atrayendo hacia sí?
No lo sabe.
- ¿Eres tú?
- Sí... y no. Donde habito, el “yo” no existe tal y como lo conocéis. No te entretengas. Sigue - una nota de impaciencia vibra, por primera vez, en la hasta ahora inalterable Voz.Duele, quema por dentro, pero sigue haciéndolo.
El remolino de formas y colores, desvaídos al principio, van adquiriendo solidez, como un recién nacido que, poco a poco, va ganando confianza en el arte del ser. Conforme crece, le llegan sonidos, olores, sabores...
- A todo - Responde La Voz con naturalidad.
A todo. Claro. Si consigue llegar, tendrá todas las respuestas. Lo entenderá.
TODO.
Incluso aquello que no sabe preguntar.
Debe acercarse. Entrar. Sumergirse en la luz.
Duele. Algo se está desgarrando en su interior, a punto de quebrarse.
- ¡Sigue, ya casi estás!
Casi, sólo un poco más...
... Ya está...
...
Ya...
…
No aparecia er Manueh, o lo he soñao?
ResponderEliminaryo tambien echo de menos a Manueh
ResponderEliminar