viernes, 22 de julio de 2011

En una guerra, no hay amigos, todo el mundo es tu enemigo, ese es el truco para sobrevivir.

Ese era el mantra que mi abuelo me repetía una y otra vez cuando contaba batallitas. La educación, las normas de urbanidad, se pierden cuando se pega el primer tiro. Nuestro cerebro se vuelve primitivo y solo somos primates intentando que nos maten.

El dinero es papel mojado, joyas, oro, arte, eso es lo que se debe guardar, gane quien gane una guerra, eso siempre tiene valor.

Este consejo es de mi abuela.

Paseo por las salas repletas de sabanas blancas, compruebo que todas las salidas están bloqueadas, nadie puede entrar. Bajo a la sala de control, los generadores solares sigues funcionando al 100%, la humedad es óptima.

Oigo el sonido lejano de los tiros, la linea de batalla estaba en las afueras de la ciudad y los defensores de la ciudad han decidido que es mejor usar la ciudad como parte de las trincheras, ahora es una guerra de guerrillas.

Subo a la azotea, me meto en el mirador, compruebo que tengo todo lo que necesito.

Miro por la mira, y disparo. Un bum y un pof uno menos.

Arte y sobrevivir, esas palabras resuenan en mi mente, busco otro objetivo.

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