jueves, 30 de junio de 2011

Profecías


El castillo estaba sumido en el más absoluto silencio y sus habitantes dormían a la hora del buey. Sólo los samuráis de guardia se mantenían alerta, recorriendo con aire marcial los jardines y escudriñando las profundas sombras cercanas a los posibles puntos de entrada.

Hayako se encontraba agazapada junto al tronco de un viejo pino desde donde podía observar a los centinelas sin delatar su posición. Por enésima vez palpó sus ropas e hizo un concienzudo inventario de herramientas y armas. Siempre le había irritado aquella pueril diferenciación pues, para alguien versado en el ninjutsu, una espada podía ser un eficaz estribo para trepar y una inofensiva cuerda se podía esgrimir como un arma letal.

La chica alzó sus ojos hacia el cielo y frunció el ceño. Sus conocimientos de “tenmon” le indicaban que pronto el viento soplaría con fuerza y arrastraría los espesos nubarrones que cubrían la luna llena. La pálida luz acentuaría las sombras donde podría ocultarse pero también la convertiría en un objetivo más visible en espacios abiertos. Aun tenía que cubrir una enorme distancia a través del expuesto jardín antes de llegar a la pared oeste del castillo. Definitivamente no era buena idea hacer ese tramo bajo la luz de la luna. Debía apresurarse.

Avanzaba rápidamente sin despegar los pies del suelo, cruzando y descruzando las piernas de forma lateral en un paso conocido como “yoko-aruki”. De esta forma su cuerpo estaba menos expuesto y no hacía crujir las hojas que alfombraban el suelo.

Se encontró finalmente ante la pared de adobe y piedra y se dispuso a trepar. Con gesto decidido introdujo la vaina de su espada en una de las múltiples grietas, comprobó su firmeza y se encaramó de pie sobre el improvisado escalón. Sus diestras manos se aferraron a un asidero, tomó impulso y ganó un metro más. Llevaba atada a la pierna una fina tira de cuerda cuyo otro extremo estaba sujeto a la vaina. Qué útil era el “sageo” en esos casos. Dio un suave tirón y recuperó la espada para repetir el proceso.

Se disponía a continuar su ascenso cuando divisó a un samurai dirigiéndose a su posición. Aún no estaba lo suficientemente arriba y su figura destacaba demasiado contra las piedras claras así que el guerrero la descubriría con toda seguridad. ¡No!, no podía fallar. El daimyo debía morir esa noche. Era la misión que el “jonin”, el jefe de su clan, le había encomendado. Introdujo con premura una mano entre los pliegues de su kimono y sacó un pequeño objeto circular.

La incipiente luz de la luna arrancó destellos de la moneda de un “zeni” cuando la ninja la sostuvo en alto. Con gesto decidido la arrojó a unos arbustos lejanos haciendo crujir las hojas lo que causó que el samurai se pusiera en guardia y se aproximase con cautela hacia el lugar de donde provenía aquel sospechoso sonido. Era la oportunidad que la joven necesitaba. Con redoblada energía retomó su escalada y al cabo de pocos minutos se encontraba, merced de una ventana abierta, en los aposentos del gran señor del castillo.

Confiaba en encontrarlo dormido e indefenso, quizá habría pasado las horas previas empapándose en sake o perdido entre el humo del opio. Los grandes señores eran propensos a todo tipo de vicios. Aquellas debilidades lo harían todo más fácil. Sin embargo encontró al joven señor cómodamente sentado en el suelo. Ante él había dos tazas de té y una frugal cena con servicio para dos personas. Hinomura no Kami Kenji, soberano del dominio de Yamamuro la estaba esperando.

– acércate, por favor. Hace frío fuera y el té está caliente. Te reconfortará- Kenji hablaba con una suave cadencia y su voz, aunque grave, tenía notas aterciopeladas. Su kimono interior, ricamente estampado con motivos florales apenas ocultaba los fibrosos contornos de su cuerpo, fruto de un riguroso entrenamiento. – Por un momento pensé que no vendrías y que la profecía no se cumpliría- dijo esbozando una sonrisa.

Dicha profecía era conocida por todos, nobles y campesinos, en los dominios del Daimyo. El joven señor encontraría el amor en aquella que intentase matarlo. Su asesina se convertiría en su esposa. La ninja abrió los ojos con sorpresa al darse cuenta de la coincidencia. Ella tampoco era ajena a aquellos cuentos supersticiosos. La habitación olía a sándalo y a flores frescas y él hablaba despacio, seguro de sí mismo, mirándola fijamente. ¡Qué tonta había sido! ¡Había caído en una trampa! Aquel demonio de bello rostro la había hechizado con algún tipo de magia infernal, nublando su mente. Ahora su determinación flaqueaba y un insoportable calor se extendía desde su vientre por todo su cuerpo.  

Con la respiración entrecortada desenvainó el ninjato y con manos temblorosas apuntó a los ojos de él. –esta noche morirás, Hinomura Kenji- dijo con poca convicción. – si ese es tu deseo, así será. –dijo Kenji al tiempo que se incorporaba. – si tu deseo es que viva, así será. Si tu deseo es compartir tus días conmigo, así será – la sonrisa no había abandonado sus labios. La chica comenzó a retroceder poco a poco. –no, yo, tengo, no…puedo…no…puede ser – La joven tartamudeaba abrumada por la situación y por una repentina revelación. La profecía del joven señor no era la única que conocía. Existía otra premonición, menos popular, que hablaba sobre la familia ninja de Hayako. Alguien de su linaje traicionaría al clan por amor. ¡No! Ella no sería quien traería la vergüenza a su casa. Si no podía cumplir su misión, si no podía matar a ese apuesto samurai que la miraba con dulzura y anhelo, entonces acabaría con su propia vida.

Cayó de rodillas y se llevó la punta de la espada a la garganta, preparada para segar su vida con un simple gesto. El ninjato salió despedido cuando Kenji la desarmó. Ahora estaban cerca, tan cerca que sus rostros se tocaban. Respiraban de forma agitada sin dejar de mirarse…y se besaron, cumpliendo así ambas profecías…y asesino y víctima se convirtieron en uno sólo.

domingo, 26 de junio de 2011

Regreso a casa I

El caballo se detuvo en la cima de la loma y allí al fondo del altiplano se encontraba la capital del imperio. El jinete suspiro y una ligera sonrisa de satisfacción ilumino su rostro, Por fin en casa.

Los atares del destino la habían llevado muy lejos de esa ciudad, de su antigua vida y esa larga huida había terminado con su retorno a casa.

Al ir acercándose a las murallas exteriores descubrió algunos cambios. Jaulas en las que se pudrían humanos. La justicia del Emperador había cambiado por lo que veía. Más guardia, más control.

Entrego su documentación en la entrada. El joven guardia entro atropelladamente a la garita. El jinete pudo escuchar:
    • Pero señor , ¿hay que detenerla?.
    • Mira hijo, si se llega a presentar hace un mes te hubiera dicho que si. Ahora, yo que se. Que avisen al magistrado Hernandez y que el decida. Yo me lavo las manos, por que si la detenemos y luego resulta que ha sido convocada a la corte podemos acabar en las jaulas. Pero si la dejamos marchar, la reconocen paseando por las calles y no hemos informado a Palacio de su llegada....
    • Podemos acabar en las jaulas. Contesto el guardia tragando saliva.
El guardia salio de la garita fue hasta el jinete y sin entregarle la documentación le informo.
    • Señora, hay un pequeño problema con su documentación. Por favor desmonte y entre en la oficina.
    • Por supuesto, dijo la dama con voz dulce y tranquila.

Dejo el caballo al cuidado de un joven soldado y entro en la pequeña habitación que hacia las veces de oficina de aduanas. Al cabo de diez minutos apareció un señor obeso, sudoroso con cara de haber corrido la maratón.

  • Señora, saludo el magistrado haciendo una enorme reverencia. Soy el magistrado Hernandez es un placer volver a veros por la capital.
  • Gracias señor, pero que le ocurre a mis papeles, porque se me retiene.
  • Vera Señora hasta hace un mes había una orden de destierro hacia su ilustre persona.
  • ¿Como? ¿Destierro?, pero que narices esta diciendo, me fui de viaje y cuando regreso tengo una orden de destierro.
  • No se enfade señora la orden de destierro estaba firmada por la oficina de la Emperatriz.
  • Y ¿desde cuando la Emperatriz hace política en vez de dedicarse a ver que traje se pone y como gasta mas y mas de las arcas publicas.?
  • Las cosas cambiaron mucho tras su partida. Contesto con inmensa pena. Pero ahora están mejorando. Señora, le voy a dar permiso para entrar en la ciudad, con la condición que una vez se haya instalado en su mansión, se presente ante el Ministro Alvarez.  El decidira que medidas se toman. Por que la otra opción es detenerla, llevarla al calabozo y de allí al tribunal de justicia. Y sinceramente Señora, una dama como usted, no se merece ese trato. También le informo que sera custodiada por una guardia hasta su casa y su entrevista, tanto por su seguridad, como para cubrir el expediente.
  • Me parece una decisión muy sensata señor magistrado.
  • Gracias, bienvenida a casa y espero que tenga suerte. La hemos echado mucho de menos.

miércoles, 22 de junio de 2011

Paciente 234

Llego a su despacho después de comer y miro cual era su siguiente paciente, soltó un bufido, la paciente 234. No necesitaba mirar su expediente, ese caso le traía por la calle de la amargura y ya era una cuestión personal.
 Expediente 234.
 Nombre: Sofia Alcántara Marquez
 Edad : 33 años
 Diagnosis: Esquizofrenia paranoide.

Era la paciente de esquizofrenia mas extraña que había conocido nunca, no oía voces, no era agresiva cuando le daban las crisis. No dejaba de pensar como una física que trabajaba en el CNI había llegado a volverse loca.

El sonido de la puerta le devolvió a la realidad. El celador traía el cuerpo pequeño de Sofia en una silla de ruedas. Ella sonrió al verlo.
           - Buenas tardes Sofia ¿Como estas hoy?
           - Bien Doctor Serrano.
           - ¿Hoy no has tenido visitas?
           - Siempre tengo visitas Doctor, contesto tranquila la paciente.
           - ¿Y hoy que te han contado?, pregunto el doctor, esperando otra larga charla sobre multiversos, otros planetas y otras vidas.
           - Que hoy sera el día, dijo ella.
           - ¿El día de que?
           - De la invasión.
           - Sofia sabes muy bien que eso no es real que es parte de tu mente la que te hace ver a esas personas y oír lo que oyes....

Un extraño brillo surgió en pleno despacho del psiquiatra, del vórtice salieron cinco militares que apuntaron al doctor con enormes armas extrañas.
Sofia sonrió mientras se levantaba, miro al doctor y le dijo.

    - Te lo dije mil veces y nunca me creíste.

Vidas ocultas


Se dirigía con cansado caminar hacia el paso de peatones. Ante él, media docena de personas somnolientas esperaban a que se cerrase el semáforo para poder cruzar. Reprimió un bostezo y miró fugazmente el reloj. Las manecillas marcaban las ocho menos cinco de la mañana.

Mierda de lunes – dijo entre dientes. Se disponía a cruzar cuando escuchó una voz familiar a su espalda. – Buenos días – dijo ella con aquellos bellos ojos color avellana ligeramente entornados por la falta de sueño. Él correspondió al saludo con una sonrisa y comenzaron a andar juntos en dirección a la oficina.

-¿Que tal ha ido tu fin de semana?- preguntó él casi de forma mecánica. –bueno, bien. Ha estado muy tranquilo. Me dediqué a descansar.- dijo ella con desgana. Nadie habría advertido un solo matiz de falsedad en aquella serena voz. Nadie habría reparado en la enorme fachada que creaban sus palabras ocultando una verdad sorprendente, increíble y extraordinaria.

Era una hechicera, probablemente la más dotada de su generación y el fin de semana “tranquilo” del que hablaba lo había invertido en un viaje relámpago al condado de Wiltshire, en Inglaterra…el lugar donde se encuentra “Stonehenge”. Los ancianos de la Orden hablaron de una brecha dimensional ocasionada por el influjo sobrenatural del conjunto megalítico que podía dar lugar a que “algo” viniese a nuestro mundo desde el otro lado.

No estuvo sola en esa misión pues varios miembros de la “Lucis Caelis” se unieron a ella en Madrid antes de volar hacia Reino Unido. Se trataba de dos agentes de apoyo y una chica perteneciente a esa clase de eficaces soldados conocidos, en el argot de la Orden, como “Gladius”.

Su llegada a Stonehenge fue muy apurada. Apenas los cuatro agentes desplegaron su equipo la atmósfera comenzó a cargarse de electricidad y el espacio entre las antiquísimas piedras empezó a combarse. Algo muy grande estaba intentando cruzar.

Los casquillos tintineaban en el suelo mientras las armas automáticas tableteaban sin descanso. – ¡Vamos, vamos! ¡Maldita sea, no dejéis que pase! – gritaba la Gladius con la voz ronca por el esfuerzo. – ¡Apuntad a su corazón!- voceaba con la misma ferocidad que disparaba. – ¿su corazón? ¿Dónde coño está su corazón? ¡Sólo veo sangre y visceras!- Preguntó uno de los agentes de apoyo sin dejar de disparar. – ¡Esa masa de entrañas en mitad del pecho!- dijo la Gladius al tiempo que, con gesto experto sacaba el cargador vacío e introducía uno nuevo. Mientras montaba el arma se volvió hacia la hechicera quien, varios pasos más atrás, murmuraba extrañas palabras y realizaba una compleja danza en el aire con sus manos.

-“Anima”, si no te das prisa con ese puto sello el Devorador de Almas nos va a joder pero bien. – La chica soldado gritaba e maldecía poseída por una rabia combativa incontrolable. La hechicera o Anima, como se les llamaba en la Orden a aquellos que se servían de la energía mística, era el contrapunto a la Gladius. Su semblante era tranquilo y sus movimientos elegantes y suaves. Sólo los largos bucles de su cabello castaño se agitaban con violencia por las corrientes mágicas que comenzaban a surgir de sus manos. La criatura casi había cruzado el portal llenando el lugar de un terrible hedor. De sus fauces descarnadas surgió un rugido que no era de este mundo y entonces la luz, inmaculada y cegadora, lo envolvió todo.

-¡Bueno, no está mal hacer cura de sueño vez en cuando, claro! – dijo el muchacho sin dejar de sonreír. Ella lo observaba casi ausente, jugueteando con un rizo rebelde de su pelo. – ¿y tú? ¿Has hecho algo interesante durante este fin de semana? – preguntó más por educación que por interés. Los sucesos de la jornada anterior aun ocupaban sus pensamientos.

-¿Yo, ¡que va! Me dediqué a leer varios libros que tenía atrasados – dijo el muchacho sin perder la sonrisa. Él tampoco fue honesto. Aunque le dolía el pecho al respirar se consideraba afortunado. La buena fortuna, unos reflejos casi inhumanos y su adiestramiento como Shinobi habían impedido que aquel maldito “aracnomorfo” le dejase sin cabeza. Pero esa historia no podía compartirla con ella. De hecho nadie ajeno a la “Lucis Caelis” debía saber que pertenecía a una Orden ancestral dedicada desde sus orígenes a combatir el mal.

Tal era el secretismo entre los miembros de la Orden que no era de extrañar que algunos agentes se relacionasen sin saber quienes eran en realidad. Así pues, los dos jóvenes, tan cercanos y a la vez tan lejanos llegaron a la oficina, listos para representar un papel hasta que el destino los volviese a llamar a filas.  

martes, 21 de junio de 2011

42

- ¿Crees?
- … ¿Qué?
- Que si crees.
- ¿En qué...? No sé... NO.
- Quizás sea hora de empezar a hacerlo...
 

La Voz flota a su alrededor. Le envuelve, llenándolo de calidez en el vacío infinito que se extiende en todas direcciones. ¿Cuánto tiempo lleva abandonado a la deriva, en la densa y fría negrura? No lo sabe. Tampoco le importa demasiado, mientras la Voz le acompañe. Así al menos no estará solo...

De repente, una luz, un destello apenas entrevisto... 

- Ve.
- ¿Cómo?
- Sólo hazlo...


Y lo hace. Poco a poco. 

Sorprendentemente, el esfuerzo resulta agotador, extenuante.

Pero lo hace.

La luz crece. Gana consistencia, tamaño e intensidad. Se acerca a ella. ¿O quizás la  está atrayendo hacia sí?

No lo sabe.

- ¿Eres tú?
- Sí... y no. Donde habito, el “yo” no existe tal y como lo conocéis. No te entretengas. Sigue - una nota de impaciencia vibra, por primera vez, en la hasta ahora inalterable Voz.


Duele, quema por dentro, pero sigue haciéndolo.

El remolino de formas y colores, desvaídos al principio, van adquiriendo solidez, como un recién nacido que, poco a poco, va ganando confianza en el arte del ser. Conforme crece, le llegan sonidos, olores, sabores...

Sabe que tiene que asomarse, penetrar en la luz. Ahí encontrará las respuestas... Pero, ¿respuestas a qué?, piensa.


- A todo - Responde La Voz con naturalidad.

A todo. Claro. Si consigue llegar, tendrá todas las respuestas. Lo entenderá.

TODO.

Incluso aquello que no sabe preguntar.

Debe acercarse. Entrar. Sumergirse en la luz.

- ¡Vamos! - le apremia La Voz - No te rindas ahora...


Duele. Algo se está desgarrando en su interior, a punto de quebrarse.


- ¡Sigue, ya casi estás!


Casi, sólo un poco más...

... Ya está...

...

Ya...

lunes, 13 de junio de 2011

El autobús de media noche


Llegó a la solitaria parada de autobuses y miró su reloj con poca convicción. Casi era media noche y había pocas probabilidades de que pasara ya algún autobús.
Trató de recordar horarios y recorridos para determinar si era posible que pasase el último coche de alguna línea de las que llegaban hasta su barrio porque de no ser así le esperaba una caminata de casi una hora.
¡Mierda!, si tan solo hubiese llegado un cuarto de hora antes – chasqueó la lengua y volvió a mirar la avenida con la esperanza de ver aparecer a lo lejos las luces gemelas  que lo llevarían a casa. La calle seguía desierta salvo por el paso ocasional de algún coche. Una densa niebla comenzó a levantarse con increíble rapidez y notó la humedad adherida a su piel y su ropa.

Buscó a tientas en el interior de su bolsillo con la esperanza de dar con el tacto áspero y rugoso de algún billete pero sus dedos sólo encontraron un par de monedas.
No creo que con dos euros pueda llegar muy lejos en taxi -  se dijo resignado y con un suspiró comenzó a andar. A su espalda y rompiendo el silencio nocturno atronó un viejo motor de gasolina.

Se giró como un resorte y miró fijamente al vehículo que comenzaba a aminorar su marcha para detenerse en la parada. Sí, no cabía duda de que se trataba de un autobús. El patrón verde y blanco de la pintura, el parpadeante luminoso de color azul y los inmensos ventanales así lo confirmaban pero juraría que la última vez que vio un modelo tan viejo y desvencijado fue de niño, y ya entonces eran muy escasos.

¡Qué raro, tiene las luces interiores apagadas! - Dijo al tiempo que observaba aquellos enormes cristales que no dejaban ver nada salvo oscuridad. La puerta se abrió ante él con un aparatoso chirrido y dejó al descubierto unos escalones altísimos. El muchacho se encogió de hombros y comenzó a subir trabajosamente.

Murmuró un débil “buenas noches” con la mirada perdida y puso los dos euros encima del mostrador metálico del conductor quien con gesto mecánico abrió el portamonedas y le tendió un ajado resguardo junto con varias monedas enmohecidas y de tamaño dispar.

Oiga, ¿creo que se ha equivocado con el cambio. Estas monedas…- se interrumpió a media frase cuando alzó la vista. – ¿Si? ¿Ocurre algo?- Respondió el conductor luciendo una radiante sonrisa en la que se veían dos enormes colmillos. Su rostro presentaba una palidez cadavérica y vestía de rigurosa etiqueta. Sus ojos, rojos como brasas parecían taladrar al enmudecido chico.

¡No!, nada…yo… – dijo el joven cogiendo el arrugado papel y las monedas al tiempo que comenzaba a andar hacia atrás por el estrecho pasillo del autobús sin dejar de mirar aquellos carbones encendidos. – Entre por propia voluntad, sin temor, y deje parte de la felicidad que trae consigo.- La voz del conductor, cargada de sorna, le llegaba lejana y amortiguada, como en un sueño.

Se topó con algo duro y sólido como un muro de hormigón y se giró con una disculpa en los labios. Un gigantón lo miraba desde sus más de dos metros de altura.
Retales…su cara está hecha de retales- se dijo el chico mientras que miraba hacia arriba aquel rostro surcado de cicatrices y costurones. Daba la sensación de que fuera un ser construido a partir de trozos de otros cuerpos.
La criatura sonrió conciliadora haciendo que se tensasen todos los puntos de sutura de sus mejillas y el chico pasó a su lado con los ojos desencajados. Por el rabillo del ojo advirtió a un tipo con orejas puntiagudas y un severo problema de hirsutismo que se rascaba con frenesí. ¡Malditas pulgas! ¡Me tienen frito!- le oyó decir al gigante de las cicatrices. Éste asintió comprensivo al tiempo que los tornillos de su cuello chirriaban.

Conteniendo la respiración el muchacho caminó hasta la zona de asientos por un estrecho pasillo. Era consciente de que había sentados numerosos viajeros pero no se atrevió a levantar la mirada. Finalmente encontró una fila vacía y se aovilló en el asiento más cercano a la ventana. Fuera comenzaba a llover copiosamente y la oscuridad de la noche era rasgada por multitud de relámpagos.

Como si de una bestia que despertase de su letargo se tratase, el viejo autobús tosió, tembló violentamente y reanudó su camino. Fue entonces cuando el chico se permitió ojear a sus compañeros de viaje. Delante suya, dos arrugadas ancianas con ajados sombreros y sendas escobas hacían del hecho de despotricar un verdadero arte. –como te decía, el ojo de tritón está por las nubes- decía la vieja que estaba más próxima a la ventana. Su compañera asentía al tiempo que hablaba con voz cascada y furiosa. – ¿y el aliento de dragón?, ¿eh? ¡Slurg, ese maldito duende de la tienda me va a oír!

Ambas se giraron hacia una joven vestida de blanco que estaba sentada un poco más adelante y comenzaron a recriminarla.- ¿tú no tendrías que estar en alguna solitaria curva haciendo autostop? Esta juventud no tiene respeto ni responsabilidad ¡mírala, ahí de fiesta, desatendiendo su trabajo!– Las viejas encadenaban una puya tras otra. – ¡señoras, váyanse a la mierda las dos y déjenme tranquila! ¿¡No les da vergüenza ocupar dos asientos pudiendo ir en escoba!? Respondió la chica visiblemente malhumorada.
-ay! Jovencita, como se nota que no estás en el mundo. Si supieras la de energía Teúrgica que gasta esto. ¡Qué! ¿Me la vas a pagar tú?- dijo una de las viejas dándole unas cariñosas palmaditas a su escoba.

El chico, oscilando entre el terror y el estupor se sobresaltó al ver a su lado a una niña cuyo negro y largo pelo le cubría la cara. Vestía un camisón manchado y empapado de agua y con dedos descarnados le ofreció una cinta de VHS sin ninguna etiqueta. El joven tomó la cinta con manos temblorosas. – yo que tú no vería esa cinta- dijo una voz a su espalda. Se giró despacio para ver al propietario de esa voz cavernosa. – ¿p-por qué?¿m-moriré en una semana? -Tartamudeó. En el asiento detrás del suyo estaba sentado un tipo enorme cuya cara cubría con una máscara de hockey. –¡no, que va! Es que es una actriz lamentable- dijo a la vez que señalaba la cinta. –Eso es un cortometraje que ha grabado con unos amigos suyos de Japón y sinceramente, da vergüenza ajena. Llámame antiguo pero es que yo, esto del arte moderno no lo entiendo. Gente contorsionándose en el suelo y tal…no sé, no lo veo. A mí me gustan más las historias con su inicio, nudo y desenlace. Eso sí, un desenlace donde al final, los adolescentes del camping mueran acuchillados, claro!-

-claro, claro, por supuesto- dijo el chico con calma mientras que rozaba el paroxismo del terror. –veré la cinta en casa, de verdad.- dijo a la muchacha mientras que esta volvía a su asiento musitando algo relacionado con los “duendes de la salmuera”.

Casi sin darse cuenta había llegado a su parada así que el joven se levantó con cautela y se dirigió a la zona de salida. El autobús aminoró su marcha y finalmente la puerta se abrió con su característico chirrido. Bajó con una mal disimulada prisa y una vez en el suelo comenzó a correr con todas sus fuerzas. El autobús se puso nuevamente en movimiento y se perdió entre la niebla al tiempo que una risa teatral de villano (algo así como MUAHAHAHAHA) cortaba la quietud nocturna. Llevaba recorridos escasos metros cuando cesó de correr, recuperó el resuello y miró hacia donde había estado el autobús. Se encogió de hombros y comenzó a caminar plácidamente. – bueno, pensándolo fríamente…tampoco hay tanta diferencia con un autobús normal, ¿no?- dijo al tiempo que esbozaba una sonrisa.

martes, 7 de junio de 2011

El despertar de una luz.


Bajo la lluvia de noviembre, fría y sobrecogedora, una sombra arrastra su maltrecha vida hacia la puerta del Kyuden.
Los guardianes apostados en la muralla, que durante horas hacían apuestas de si llegaría con vida o no, abren las puertas en silencio.

La niña del kimono, naranja y dorado en otro tiempo y ahora manchado de negro barro y de sangre, alza su pequeño cuerpo con la entereza de saberse en casa y se dirige altiva hacia los pies de su señor.

Allí de rodillas alarga la mano y le entrega lo que este pidió.

El aterrador jefe de la casa Yogo recoge el objeto se gira y se lo entrega a su karo, que a su vez le da algo a él.
Vuelve su atención a la niña y coloca en la bellísima cara de ojos dorados de la samuraiko, una mascara que la cubrirá para siempre.

Levanta Akodo Sakurame, ella no alza su vista y sigue postrada,
-         ¿por qué obedeces?, pregunta el Señor Yogo.
-         Por que no es a mi a quien habéis llamado, mi señor.

La maléfica risa del gran señor llena la oscura sala.
-         Bien, mi pequeña escorpión, levanta Yogo Sakurame, bienvenida a casa.

En aquel momento algo en su alma renace y otra muere. Muere la vida que eligieron para ella. Pero algo en su interior vuelve a vivir.

La una de la luces de Mino ha despertado.

lunes, 6 de junio de 2011

El teléfono.

Riiiiinnnng,
Riiiiinnnng,
......mmm estos están liados para variar.....
Riiiinnnnng,

_Soluciones informáticas, dígame.
_Hombre Luis! Contigo quería yo hablar, ¿estás liado?
_No, dime.

Último Pase

La colilla siseó con disgusto al encontrarse con el charco de orín de uno de los caballos del espectáculo. Era una noche fresca y el circo se encontraba en silencio, hacia ya un par de horas que el último pase había terminado, mañana a estas horas estarán montando las carpas en otra ciudad.

No queda nadie en el improvisado campamento, todos están en sus caravanas recitando viejos versos, retirando maquillaje de caras agrietadas por el tiempo, ahogando fantasmas en aguardiente o dejando escapar esquirlas de humo hacia las estrellas. De día la gran familia, pero cuando cae el sol todos estamos solos, bueno...no todos, esta noche hago la ronda con Mauro, malabarista famoso por su truco con gatos, comprobando una vez más antes de ir dormir que todo este bajo control.

- Estoy preocupado Mauro, cada vez hacemos menos pases, ¿crees que tendremos que cerrar el circo?
- El circo ya era mal negocio en los buenos tiempos, dijo encendiendo otro cigarrillo, ahora es una auténtica ruina.

Los minutos que tardamos en ajustar los cierres de las lonas me sirven para reflexionar en silencio. Al atravesar la zona de las jaulas me asalta otra duda..

- Mauro, si cierra el circo... ¿podemos soltarlos?

Mauro alzó una ceja. - No.

- ¿Por qué?

Ladeo la cabeza balanceándola, por un momento creí que para coger impulso al pensar.

- Porque no, han perdido sus instintos, no se adaptarían al medio, no conocen nada más allá del albero y las carpas. Ahí fuera no sobrevivirían -sentenció dando una larga calada al cigarrillo-.

Resignado, me encojo de hombros y reviso por última vez el candado de la jaula de los payasos.

15 Minutos

...Oye, tu vas a poder venirte este fin de semana a la lancha?
que suerte, lleva un rato sin sonar el teléfono...
SQL = "select t0.codigo, t0.nombre, coalesce(t1.unidades,0) as inventario1, coalesce(t2.unidades,0) as inventario2, coalesce(t3.unidades,0) as traspasos, coalesce(t4.unidades,0) as mermas, 1*(((coalesce(t1.unidades,0)-coalesce(t2.unidades,0))+coalesce(t3.unidades,0))-coalesce(t4.unidades,0)) as ventas "
SQL = SQL & "from articulo t0 "
SQL = SQL & "left join (select articulo,sum(unidades) as unidades from regulari where almacen='" & Me.txtAlmacen & "' and fecha='" & Format(Me.txtFecha1, "YYYYMMdd") & "' group by articulo) t1 on t0.codigo=t1.articulo "
SQL = SQL & "left join (select articulo,sum(unidades) as unidades from regulari where almacen='" & Me.txtAlmacen & "' and fecha='" & Format(Me.txtFecha2, "YYYYMMdd") & "' group by articulo) t2 on t0.codigo=t2.articulo "
SQL = SQL & "left join (select articulo,sum(unidades) as unidades from (select articulo,sum(unidades) as unidades from d_albatr where (empresa,numero) in (select empresa,numero from c_albatr where almdest='" & Me.txtAlmacen & "' and fecha>'" & Format(Me.txtFecha1, "YYYYMMdd") & "' and fecha<='" & Format(Me.txtFecha2, "YYYYMMdd") & "') group by articulo union select articulo,-1*sum(unidades) as unidades from d_albatr where (empresa,numero) in (select empresa,numero from c_albatr where almorig='" & Me.txtAlmacen & "' and fecha>'" & Format(Me.txtFecha1, "YYYYMMdd") & "' and fecha<='" & Format(Me.txtFecha2, "YYYYMMdd") & "') group by articulo union select articulo,sum(unidades) as unidades from d_albcom where (empresa,numero) in (select empresa,numero from c_albcom where almacen='" & Me.txtAlmacen & "' and fecha>'" & Format(Me.txtFecha1, "YYYYMMdd") & "' and fecha<='" & Format(Me.txtFecha2, "YYYYMMdd") & "') group by articulo) t99 group by articulo) t3 on t0.codigo=t3.articulo "
SQL = SQL & "left join (select articulo,sum(unidades) as unidades from d_albare where (empresa,numero) in (select empresa,numero from c_albare where almacen='" & Me.txtAlmacen & "' and fecha>'" & Format(Me.txtFecha1, "YYYYMMdd") & "' and fecha<='" & Format(Me.txtFecha2, "YYYYMMdd") & "') group by articulo) t4 on t0.codigo=t4.articulo "
SQL = SQL & "where coalesce(t1.unidades, 0) > 0 Or coalesce(t2.unidades, 0) > 0 Or coalesce(t3.unidades, 0) > 0 Or coalesce(t4.unidades, 0) > 0"

... si, ya se que me dijiste que si, pero como no has respondido al correo...
-No rafa, no, así en la vida te va a cuadrar ese resultado... y si no haces una comprobación de IVA como te he dicho, Eurowin va a pasar también de tu culo si los llamas
.
- Soluciones informáticas, dígame... si Raúl, cuando quieras nos vemos... no, este viernes lo tengo ocupado... vale, el lunes 13 a las 17:30. Venga, hasta luego.
-Dime Paco... si, yo lo llamo, no te preocupes...

... tengo hambre...
A ver el teléfono de esta familia...
-Buenos días, esta Juanjo?.. Bueno, me dejas su móvil?... vale, pues dile que me llame cuando llegue...
- Soluciones informáticas, dígame?... buenos días Julián... a ver, me conectas? Mmm... que raro.. déjalo, me conecto a tu servidor directamente...
... donde esta el ventilador? Dios, que calor hace aquí...
-Soluciones informáticas, dígame?..Juanjo, que estas llamando a Paco y se te corta... si, es por la instalación que esta pendiente, no? Llámame cuando el programa te pida el numero de licencia y lo vemos, vale?
...vale, tu manda el coreo para que el resto se anime (forever alone)...
¿Que carajo falla en la SQL?...mmm errores no da...
- Soluciones informáticas, digame? Nooo, todavía no me he conectado... siii, lo se, en cuanto termine con lo que estoy liado, miro lo de tu stock... vale, lo miro ahora, te llamo en diez minutos
Ahí esta el ventilador!...
-Rafa, tienes calor? ponemos el ventilador o el aire?... lo montas tu?
Ya solo queda el hambre...
-...no, que salga eso en la revisión de IVA no es bueno... te vas a tener que esperar a que este el contable para que te diga que hacer... hay que desliquidar el primer periodo, si...
¿Que contraseña tenia este servidor?
-... si, vale con que luego re-factures todo...
Vale, restauramos una copia parcial del stock del viernes y jugamos a CSI...
-...nooo, no pasa nada porque este cobradas las previsiones, no vas a borrar facturas... vas a re-facturar albaranes...
Menrepa, restaurar copia de seguridad, esta ruta, solo una BBDD, solo una tabla, usar este nombre, "stocks2_luis"
- Soluciones informáticas, digame?.. digame? digameeee?...
A la Att de luis: te ha llamado Lucas, que lo llames.
-Rafa, que quería Lucas?... mmm.....
La SQL esta bien, estos son unos gañanes y no están teniendo en cuenta las mermas de las plantas, y sino, al tiempo... ¿Cambio el formato de la fecha?... no, paso, esto funciona como debe…
-Buenos días, soy Luis... ¿Lucas está? Bueno, dile que me llame cuando suba, ¿vale?... Adiós Transi…
...Si, del huerto ya se están recogiendo cosas... vamos, pepinos por ahora...
- Soluciones informáticas, dígame?.. Sí, estoy con lo de tu stock... claro que no, si sigues haciendo albaranes de ese artículo, ¿cómo quieres que cuadre yo las existencias?... síiii, no tardo, dame 10 minutos...
Mierda, trigger_automatico... es el programa el que esta haciendo el recalculo de stock, el solito...
-.. espera, espera... si, es el programa solo el que esta haciendo el recalculo... si, claro que puede hacerlo solo...
A la Att de Luis: Luis te ha llamado Javi de Hermi, que le marques cuando puedas.
-... vale, voy a ver de donde viene...
Voy a echar un cigarro... "La línea esta ocupada, por favor, llame mas tarde"...
...me dice que la línea esta ocupada... llámame tu...
- Si, pasamelo...



El segundo aliento


Todo pasó a cámara lenta, tal y cómo lo relatan libros y películas; la línea del horizonte girando grado a grado hasta dejar el cielo a ras de “suelo”, los árboles del margen derecho de la carretera aproximándose poco a poco en un plácido paseo, la luna delantera estallando  con la velocidad de una flor que se abre al alba y las ventanas laterales arrojando fragmentos de vidrio como si fueran motas de polvo suspendidas en el aire.

Minutos antes conducía con “Iron Maiden” tronando en el equipo de música del coche. Se dirigía a casa después de una larga jornada y aprovechaba aquellos instantes, acompañado de su música favorita y la luz del atardecer, para desconectar de los sinsabores de otro día más de trabajo. Le gustaba referirse a aquellos momentos de soledad al volante como su limpieza de aura diaria.

Se trataba de un conductor experimentado y prudente. Conocía aquella ruta a la perfección y no había apenas tráfico. Nada parecía empañar aquel tranquilo viaje salvo una pequeña luz intermitente en el salpicadero. La miró unos segundos con el ceño fruncido y se dijo mentalmente que tenía que revisar la presión de la maldita rueda. Murió antes de que sonase la siguiente canción.

Abrió los ojos lentamente y el espantoso cuadro que tenía ante sí se le fue revelando trazo a trazo, con pequeñas pinceladas de horror. Sus costillas asomaban rotas y desmadejadas a través de la piel del pecho, aprisionado éste por una enorme rama de árbol. Advirtió que tenía algo en la boca y escupió numerosas piezas dentales que tintinearon entre el metal retorcido del coche. Trató de tocarse el rostro pero sus codos parecían girar en todas direcciones y sus brazos se doblaban como si tuviesen articulaciones de más.

Resollaba por el miedo y el esfuerzo por salir de su estrecho confinamiento y se dio cuenta de que respiraba con agitación sencillamente por costumbre pues sus pulmones desgarrados no podían albergar aire alguno. Trató de hacer una inspiración profunda y lo único que consiguió fue un borboteo acuoso cuando unas burbujas de sangre comenzaron a brotar del pozo carmesí que era su pecho.  

Tres cuartos de hora después pudo salir de aquella tumba de hierro, cristal y plástico, manipulando torpemente con dedos descarnados y rotos la puerta del conductor la cual, milagrosamente, no sufrió ningún golpe de gravedad. Su huida se había saldado con una generosa porción de tejidos y sangre aferrados a la corteza de la rama.

Su pie izquierdo estaba doblado en un ángulo imposible y juraría que una pantorrilla normal debería tener al menos el doble de carne pero podía caminar. No sentía dolor alguno y, salvo por las evidentes heridas y mutilaciones, se sentía bien. Él no era médico pero sabía que una persona con lesiones así debería estar muerta y no preguntándose qué aspecto debería tener una pierna sana.

Un terrible estruendo lo sacó de sus reflexiones y desde el cielo cayó un potente chorro de luz, justamente sobre él. Deslumbrado, entrecerró los ojos y trató de hacer pantalla con una mano a través de la cual se seguía viendo la luz.

-Así que esta es la famosa luz blanca - se dijo con alivio.

Se irguió todo lo que su destrozado cuerpo le permitió, dejándose bañar por el manto luminoso, ansioso por empezar su viaje al más allá.

Una voz masculina, amplificada con un megáfono, le llegó desde algún punto sobre él,

-Tranquilo Hijo, no tengas miedo. Venimos a ayudarte-

No eran las palabras que el joven difunto esperaba escuchar así que su estupor no hizo sino crecer cuando, recortadas contra la intensa luz, vio dos escalas de cuerda caer desde el cielo a escasos metros de él.

La radio del helicóptero crepitó:
-Segador negro a Matriz. Tenemos a otro “regresado”. Volvemos a casa. Preparen el equipo de médicos e instructores. Vamos a tener trabajo con este.

miércoles, 1 de junio de 2011

El sueño de los Justos

Puso el CD en el reproductor y “El Cisne” del Carnaval de los animales comenzó a sonar.  Benditas placas solares pensó, que bien hicimos en instalarlas.
Cogió a su bebe en brazos, se sentó en la mecedora, y así balanceándose al son de la música, le dio su biberón de las 11.
Después de sacarle los gases siguió en la mecedora mientras él se dormía, entre sus brazos.
- Siempre te amare, siempre te protegeré, perdóname.

Sus latidos se fueron haciendo cada vez más lentos y por fin el cóctel de pastillas que había mezclado con el biberón hicieron efecto y su bebe entró en el sueño eterno.

Besó su aun cálida cabecita y lo depositó con sumo cuidado en el pequeño arcón, junto a él sus juguetes favoritos, su mantita, su chupete.

Salió a su cuidado jardín e ignoró el ruido monótono de la verja. Metió el arcón con los restos de su amado hijo en el hoyo que previamente había cavado. Puso toda la tierra sobre el y coloco piedras para que los animales no pudieran escarbar.

Dirigió sus pasos de regreso  a su casa. Una vez en el salón recogió la pistola de su marido, cuya sangre aun manchaba la culata.
Lenta y tranquilamente se dirigió hacia la puerta y la abrió. Su mirada se cruzó con lo que quedaba de su vecina, que insistentemente golpeaba la verja de su garaje.

- ¡Iros todos a la mierda!. Grito mientras apretaba el gatillo.

Un rugido atravesó la calle y los miles de No Muertos que se encontraban en ella, se giraron